Nos situamos en la década de los 2000: por aquel entonces podíamos encontrarnos multitud de enlaces y un mercado en el que la compra de estos era habitual.
Por este motivo, Google tuvo que tomar medidas y en el año 2005 apareció el atributo nofollow. Lo que se pretendió con la creación de esta etiqueta fue acabar con los comentarios SPAM en las web (como anuncios patrocinados enlazados a páginas de baja calidad). Por tanto, el nofollow es decirle al buscador de Google que no queremos que tenga en cuenta ese enlace porque no es importante.
Sintaxis: <a href=”http://www.dominio.com” rel=”nofollow”>Texto de anclaje</a>
Como consecuencia, los motores de búsqueda no seguían en aquel momentos estos enlaces y, por tanto, no eran rastreados.
En septiembre, Google empezó a tener en cuenta los atributos nofollow:
“Los enlaces contienen información valiosa que puede ayudarnos a mejorar la búsqueda, como la forma en que las palabras dentro de los enlaces describen el contenido al que apuntan”, aseguró el gigante de la red en su comunicado.
“Observar todos los enlaces que encontramos también puede ayudarnos a comprender mejor los patrones de enlaces no naturales”
Sin embargo, el 1 de marzo de 2020, Google anunciaba un cambio importante respecto al posicionamiento de las páginas web. La compañía considera que las condiciones de la web han cambiado y por eso se anunció que a partir de ese momento comenzarían a rastrear los nofollow.
Además, se han creado dos nuevos etiquetas para los enlaces “sponsored” y “UGC” que actúan de la siguiente manera:
Por tanto, desde este mes de marzo, todos los enlaces serán valorados según los atributos mencionados anteriormente. Google determinará la importancia que pueden tener con respecto al posicionamiento.
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